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BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA VOCACIÓN

“La palabra vocación proviene del latín vocare que significa llamado o acción de llamar, se entiende como llamado hacia un determinado fin o destino”.

Hay que asociarla con ese “llamado” que comenzamos a descubrir desde nuestra interioridad, de lo que somos o queremos llegar a ser, para tener una existencia plena.

Vocación profesional

La vocación ​ profesional es el deseo de emprender una carrera, una profesión o cualquier otra actividad cuando todavía no se han adquirido todas las aptitudes o conocimientos necesarios y desarrollarla y vivirla plenamente después. (Definición parafraseada de la web).

Algunas vocaciones, entre la diversidad humana:

Vocación de servicio público.
Vocación relacionada con la salud.
Vocación artística.
Vocación deportiva.
Vocación de profesor.
Vocación religiosa.
Vocación del investigador.
Vocación del viajero.
Vocación para las instituciones armadas.
Vocación de emprendedor.
Otras.

El llamado es a desarrollarse en esa dimensión y sus circunstancias.

En la Búsqueda Vocacional:

En esta búsqueda nos encontramos con que hay gente que tiene todo muy claro. Otras no.
Algunas se encuentran entre varios llamados, “tironeados” desde más de un lugar. Todo eso es normal.

A veces podemos sentir que no es una sola “mi” vocación”, nos parece bien. Así ha sido, es y será. Es importante también saber descartar, uno sabe a veces qué no le gustaría hacer o ser.

¿Cómo avanzar en esa búsqueda? Indagando, conociéndose, conociendo. Son muy importantes los modelos, los compañeros, el colegio, la familia.

¿Para qué los test vocacionales que podemos responder en el colegio o en otra parte?, para ir conociendo, con instrumentos estandarizados, mis tendencias, mis habilidades, fortalezas y debilidades, y considerarlas en esa búsqueda tan personal, que tiene que ver con el yo más profundo. Sirven para reafirmar y/o descartar. Si creo tener, por ejemplo, vocación para ser un destacado astrónomo, y mis habilidades matemáticas no apoyan eso, creo que hay que considerarlo en la proyección de vida. Una vocación tiene que ver con lo que uno es. Alguien que sufre de vértigo a la altura, difícilmente podrá desarrollar una vocación como montañista o piloto, que tal vez le hubiera gustado. Pero si a ese mismo le gusta leer, escribir, crear historias y eso le resulta sencillo y da plenitud, “por ahí va la cosa”… Algunas veces uno ha escuchado “Soy muy feliz con lo que hago”, eso es estar en la línea del desarrollo y la vivencia vocacional plenos.

En fin, hay que ir poniendo atención a quién soy y qué quiero para ese ser profundo al que busco y acompaño y me acompaña. Sin duda que la vocación también es ella y sus circunstancias: no se ama lo que no se conoce, y quién sabe si muchos tuvieron una secreta vocación, soterrada, pero nunca la pudieron descubrir o desarrollar, porque no existía el estímulo externo. Pasa mucho. Alguien podría creer haber tenido, por ejemplo, una vocación de pianista, pero no tuvo piano en su casa, nadie tocaba piano a su alrededor, nadie lo estimuló en su entorno, entonces eso quedó como un sueño o una idea de lo que, en otras circunstancias, pudo ser. El ser humano está colmado de potencialidades, muchas veces desconocidas y/o dormidas.

Una señal de que se encuentra alguien en el camino vocacional correcto, es el sentir que lo que haces tiene que ver con tu yo profundo, que tiene sentido y le das valor –y los otros, generalmente, también le otorgan valor– a lo que haces y eres. La vocación también se asocia con una búsqueda, la que hay que hacer, sin desesperarse pero sostenidamente, como ir encontrando cada día más pistas, hasta tener claro el camino, el que puede estar cercano o no. Pero sí es un requisito para encontrar la vocación, conocerse, ir conociéndose cada vez más, y eso dice relación con la interioridad y con aventurarse a conocer lo que la vida, los otros, necesitan y esperan de mí. Esto es, mi yo profundo entrelazado con lo que el mundo en que vivo requiere de mí.

JMR, Orientación Vocacional, octubre de 2020.

 

 

 

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