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DIA DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR, 26 DE ABRIL 2022

“Al hablar de Convivencia Escolar nos orientamos a un horizonte ético hacia el cual queremos avanzar en un camino que no se recorre solo con una revisión de tareas por cumplir, sino con la firme creencia que tiene cada comunidad educativa de convertirse en una verdadera comunidad de aprendizaje, con capacidad para mirar sus procesos, pensar en nuestro Colegio, desde los principios y valores Agustinianos, llegando a consensos y trabajando en forma conjunta por objetivos comunes”

¿De qué hablamos cuando hablamos de convivencia escolar?

La convivencia escolar consiste en algo más que en cumplir las normas de los reglamentos de convivencia: es una experiencia que nos abre al aprendizaje sobre los modos de convivir. Desde esta perspectiva, Convivencia Escolar nos ofrece un marco conceptual y estratégico que nos orienta al interior de nuestra Comunidad; al desarrollo de acciones que nos ayudan a aprender a vivir juntos y a construir acuerdos sobre cómo queremos vivir en comunidad. El colegio es el primer escenario, donde los niños, niñas y jóvenes se forman para ser ciudadanos/as. En la convivencia diaria se juegan importantes dilemas éticos: o aprendemos a comportarnos con los demás en forma solidaria e inclusiva frente a las distintas maneras de ser y pensar, o por el contrario, aprendemos a actuar en forma agresiva y discriminatoria. Es por esto que los valores y prácticas que sustentan nuestra comunidad agustiniana y que van en coherencia con la sana y armónica convivencia, constituyen un soporte ético y un ámbito formativo fundamental de todo lo que se construye en la vida escolar. En la escuela se aprende a convivir, sea para favorecer la inclusión o alimentar la discriminación. Por lo tanto, las buenas formas de convivencia hay que intencionarlas en todos los espacios y momentos de nuestra experiencia educativa e involucrar en ello a todos los actores de la comunidad (estudiantes, docentes, asistentes de la educación, padres, madres y apoderados). Hay que promover buenas experiencias de convivencia a través de generar condiciones favorables para el buen entendimiento, el diálogo y la superación pacífica de los conflictos.

En la medida que cada uno de nosotros como parte importante de nuestra Comunidad Agustiniana sea consciente del tipo de relaciones interpersonales que establecemos y trabajemos por una convivencia respetuosa, amorosa, inclusiva y democrática, fortaleceremos climas más adecuados para enseñar y para aprender. Si bien un buen clima mejora la calidad de los aprendizajes, la convivencia no es solo un requisito para hacer más eficaces los aprendizajes. Es además un elemento clave para la formación del ciudadano/a. De allí surge una doble relación entre convivencia y aprendizaje: los buenos climas de convivencia son un factor crucial para que se desarrollen de mejor manera los aprendizajes y, al mismo tiempo, la formación en convivencia se constituye en un elemento clave para el desarrollo personal y social del estudiante, y por tanto, en un componente esencial de la calidad de la educación. La convivencia no es un concepto únicamente asociado a la eficacia de los aprendizajes, sino un concepto fundante del desarrollo personal y de toda comunidad humana.

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