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Lecturas en el Mes del Libro

“El rey del salitre que derrotó a Balmaceda”, una crónica histórica de Guillermo Parvex

 

Revisando los libros que dejó un viejo amigo historiador que partió temprano, leí “La Guerra Civil de 1891. Chile. Un país, dos ejércitos, miles de muertos” de Alejandro San Francisco, volumen que me llevó a querer conocer más sobre este periodo de Chile. Después llegué a la novela histórica “Santa María de Iquique” de Carlos Tromben. Y como continuación, “El rey del salitre que derrotó a Balmaceda”, crónica histórica de Guillermo Parvex, en que se narran los acontecimientos políticos, más que militares, que generaron o acrecentaron el conflicto que llevó a esa guerra fratricida. Intereses económicos por cierto. John Thomas North, el poderoso hombre que había llegado a Chile con un modesto pasar, ve amenazados sus privilegios en la zona del salitre por las políticas del presidente Balmaceda, y comienza a desplegar sus influencias para derrocar al mandatario. El conflicto ya estaba entre este, que encabezaba el sistema presidencialista, y la fuerte oposición del Congreso, que lleva a la sublevación de la Armada, a dividir a las FFAA, entre las leales al presidente constitucional y la Armada, que toma partido por los congresistas. Pero de esto dan cuenta los historiadores y profesores de historia, yo no lo soy. Solo el lector de un libro que me apasionó tanto por la amenidad del relato, el interés que despiertan los hechos como por la documentación que incorpora sin ese cariz académico de los historiadores. Este es un relato histórico-literario.

El llamado rey del salitre, John Thomas North, se sumará a las fuerzas revolucionarias con todo el poder que le dan las riquezas acumuladas en el norte chileno y sus relaciones en Inglaterra, sobre todo en el mundo de la banca, cuando ya convertido en un magnate del salitre es admitido por la alta sociedad londinense e incluso por parte de la realeza. Comenzada la guerra civil, con la fuerza naval casi completa a favor de los revolucionarios o congresistas, se reducen las posibilidades de triunfo de los balmacedistas, afincadas en la lealtad del ejército al presidente. Hay tres barcos que están en construcción en Europa –los cruceros Presidente Errázuriz, Presidente Pinto y el acorazado Capitán Prat– que podrían haber equilibrado el poderío naval, pero las influencias de J. T. North son determinantes para que estos no alcancen a llegar antes del término de la guerra. Las batallas de Concón y La Placilla son señaladas aquí; las deserciones de miembros del ejército presidencial, el poder de fuego adquirido por el ejército congresista, con armamento llegado desde Europa (North interviniendo) que inclinan la balanza hacia lo que conocemos: la derrota de Balmaceda. Sin duda que también está el relato de las persecuciones, venganzas, a los partidarios de Balmaceda, tanto en Santiago como en Valparaíso; el ultraje los cuerpos ya ultimados del coronel Eulogio Robles en la batalla de Pozo Almonte, en los comienzos de la guerra, y de los generales Orozimbo Barbosa, nombrado por Balmaceda General en Jefe del Ejército, y José Miguel Alcérreca, jefe de la División Valparaíso, en la batalla definitiva de La Placilla, ambos militares leales a Balmaceda; los fusilamientos, saqueos y quema de inmuebles de los partidarios del presidente. Del mismo modo, anteriormente la Masacre de Lo Cañas, en que fueron acribillados jóvenes de los comités revolucionarios, enemigos de Balmaceda, por fuerzas de este. Hay episodios narrados por un testigo directo, a través de citas de documentos, de cartas: el coronel José Miguel Varela, abogado y teniente coronel del ejército balmacedista, sobreviviente de esta guerra.
En fin, escenas de parte de la historia de Chile: la entrega del poder por Balmaceda al General Baquedano, como presidente provisorio de Chile, con el compromiso de que este velaría por el respeto y los derechos de los vencidos. Su entrada a la legación argentina, y de manera escueta su suicidio el 19 de septiembre de 1891, dejando en su escritorio cartas escritas y su “testamento”, documento que revela la ilustración, el honor y la honra de los caballeros chilenos de nuestra aristocracia decimonónica, entre los cuales se cuenta el presidente Balmaceda. Citamos parte del final de este notable documento:

“Este es el destino de Chile y ojalá que las crueles experiencias del pasado y los sacrificios del presente induzcan a la adopción de las reformas que hagan fructuosa la organización del nuevo Gobierno, seria y estable la constitución de los partidos políticos, libre e independiente la vida y el funcionamiento de los poderes públicos y sosegada y activa la elaboración común del progreso de la República.
No hay que desesperar de la causa que hemos sostenido ni del porvenir. Si nuestra bandera, encarnación del Gobierno del pueblo verdaderamente republicano, ha caído plegada y ensangrentada en los campos de batalla, será levantada de nuevo en tiempo no lejano y con defensores numerosos y más afortunados que nosotros, flameará un día para honra de las instituciones chilenas para dicha de mi patria, a la cual he amado sobre todas la cosas de la vida.
Cuando Uds. y los amigos me recuerden, crean que mi espíritu, con todos sus más delicados afectos, estará en medio de ustedes. J.M. Balmaceda”.

Un apasionante libro de Guillermo Parvex, que acerca los hechos históricos al lector común, o “democratiza” la historia, convirtiéndola en cercana, en un relato histórico-literario en que en los conflictos del pasado subyace actualidad, y en la totalidad de la obra, admiración por el presidente José Manuel Balmaceda, la que comparto.

JMR, Extensión y cultura, abril de 2021

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